Por segundo año consecutivo, MiméticasLab colaboró con el Museo de Guadalajara en el Día Internacional de los Museos. Dadas las circunstancias especiales de confinamiento por el COVID19, tuvimos que preparar un taller [INSERTAR DESCRIPCIÓN] en formato online.
Fue un taller de una hora de duración a través de Skype. Preparamos varias actividades en torno a dos de las joyas de la colección del museo, unas terracotas policromadas de Luisa Roldán (La Roldana): Los primeros pasos de Jesús y La Virgen Niña con San Joaquín y Santa Ana, datadas entre finales del XVII y principios del XVIII.
El taller estaba diseñado en base a cuatro dinámicas que ayudasen a las personas participantes a observar las obras y verbalizar lo que estaban viendo. El objetivo era obtener descripciones colectivas que fuesen de la composición general de la obra a los detalles más específicos, acabando con una interpretación colectiva de tipo más creativo.
La primera actividad consistía en observar la fotografía de una de las dos piezas durante treinta segundos, retirarla después y a partir de ahí tratar de recordarla, intentando componer una imagen mental de la misma a través de las aportaciones de todo el grupo. Cuando no tenemos la pieza delante, tendemos a comentar sus características más generales: número de figuras, su colocación, colores principales…
Continuamos con El juego de buscar parecidos, que lleva a una observación mucho más profunda al intentar buscar semejanzas entre las dos obras. Los comentarios fueron muy numerosos y detallistas, con descripciones elaboradas, que iban saliendo casi solas.
En la tercera actividad, Un instante en el tiempo, proponíamos imaginar qué había pasado justo antes y después de las dos escenas representadas. Aquí la creatividad y la fantasía de la gente tuvo mucho más campo para explayarse y la experiencia resultó muy divertida. Tras cada observación, planteábamos la pregunta mágica: ¿qué ves en la imagen que te haga pensar eso?
La última dinámica, Conversaciones, pensamientos, sonidos, también daba pie a la imaginación, ya que se trataba de poner sonido a las dos obras: música, diálogos, ruidos del entorno… Es una práctica muy estimulante que nos hace salir de la parte más visual de la obra para potenciar el uso de otros sentidos.
Resultó muy gratificante darse cuenta cómo la gente trataba de describir lo que veía, avanzando un paso más allá de la simple mirada, esforzándose por organizar sus observaciones para poder verbalizarlas, tal y como nos comentaron al final. Una buena experiencia, sin duda.